Esta semana se ha producido una verdadera alarma a nivel mundial entre las organizaciones campesinas y organizaciones de la sociedad civil al hacerse pública la estrechez de los lazos que unen a la Fundación “Bill and Melinda Gates” y la Multinacional del Agro-negocio Monsanto.
Es de sobra conocido el interés en la agricultura de la Fundación Bill y Belinda Gates que, junto con la fundación Rockefeller, fundó la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA). Una alianza cuyo objetivo expresado es el de “Ayudar a millones de campesinos africanos y sus familias a escapar de la pobreza y del hambre, implementando soluciones prácticas para mejorar su productividad”. En efecto, parece que para el AGRA mejorar la situación del campesinado africano consiste en distribuir semillas híbridas, fertilizantes y pesticidas.
Desde sus inicios el AGRA ha generado un amplio movimiento de denuncia y oposición por parte de las propias organizaciones campesinas africanas y por las organizaciones de la sociedad civil. Los químicos presentes en los fertilizantes y pesticidas provocan la pérdida de la diversidad agraria, la base para la vida de las comunidades campesinas y el equilibrio ambiental. Por otro lado es sabido que estos “paquetes desarrollistas” implican el endeudamiento del campesinado para pagar las costosas semillas y fertilizantes, y les llevan a la pérdida de control sobre sus propias semillas viéndose forzados/as a cultivar semillas híbridas y transgénicas, cuya patente es de alguna empresa multinacional.
Denuncia de La Vía Campesina. La Vía Campesina, un movimiento campesino global que representa a pequeños agricultores, trabajadores sin tierra, pescadores, mujeres rurales, juventud y pueblos indígenas, con 150 organizaciones miembros de 70 países en cinco continentes, ha denunciado la reciente adquisición de acciones de Monsanto por parte del fideicomiso de la Fundación Bill & Melinda Gates.