En el año 1992, dentro de la Cumbre de la tierra, en Río de Janeiro, se firmó el Protocolo de Kioto, un pacto internacional auspiciado por las Naciones Unidas que tiene como objetivo reducir el calentamiento global. Lamentablemente el resultado de su aplicación (o su falta de aplicación) ha sido desalentador. En Copenhaguen se celebrará el llamado “Kioto 2”, una nueva Conferencia Internacional de la Naciones Unidas para el Cambio Climático (CC). Es un encuentro crucial para este planeta y sus habitantes en el intento de revertir la emisión excesiva de gases de efecto invernadero. Los gobiernos de todo el mundo, pero también la sociedad civil organizada ya se está preparando para ese encuentro.
De entre los diferentes sectores que están actuando sobre el CC, existe uno que es relativamente poco tratado y, seguramente, no se le presta la debida atención. Se trata del ámbito agroalimentario. Aunque según las cifras oficiales, la cadena agroalimentaria industrial y de gran escala, es la responsable de la mayor emisión de gases de efecto invernadero. No existe, ni puede existir pues, una lucha real contra el CC sin un cambio estructural del paradigma alimentario. El mundo rural no solamente sufre (social y ambientalmente) los envites dramáticos de la agricultura y ganadería industrial en muchos aspectos, sino que además será uno de los sectores de la población más afectadas por el CC.
La agricultura familiar, producida agroecológicamente y para mercados locales, es la mejor herramienta para la lucha contra el cambio climático. La soberanía alimentaria debería, por tanto, estar muy presente en las agendas y discusiones sobre el Cambio climático como la que se celebrará del 7 al 18 de Diciembre de 2009, en Copenhaguen. La próxima semana se celebrara en Menorca un encuentro de representantes de LVC y sus aliados, éste será un espacio de formación y de preparación de la estrategia ante este importante reto.
El encuentro se celebrará en la Isla de Menorca, se ha elegido este escenario ya que para muchos movimientos sociales que trabajan la SA, Menorca constituye un gran ejemplo a seguir y difundir sobre cómo, cuando existe voluntad política clara, es posible construir un nuevo paradigma rural y de producción-consumo alimentario. Y especialmente, en los aspectos relativos a la simbiosis entre el medioambiente y la producción agraria, entre los que destaca para la producción, el Contracte Agrari de Reserva de la Biosfera, además del conjunto de actuaciones que lo acompañan. Sin duda, nos parece camino a extender a otras zonas, con sus particularidades, y una ruta clara de cómo la agricultura es una herramienta, también, para la lucha contra el cambio climático.
Informe sobre agricultura y cambio climático: Cultivando el desastre