La cadena de alimentación Eroski lanza una campaña a favor de los transgénicos. Eroski sostiene que el uso de transgenicos es beneficioso para la salud del medioambiente y de las personas ya que, las plantas modificadas genéticamente reducen la cantidad de insecticidas con los que hay que rociar a las plantas; son más resistentes a las plagas; aumentan el rendimiento de cada planta; disminuyen las labores de labranza tradicional; y son más resistentes a las sequías y al frío.
Eroski Consumer sostiene abiertamente que el uso de transgénicos favorece el uso de tierras marginales, y que aporta beneficios nutricionales que ayudan a combatir enfermedades como por ejemplo la anemia, pues a las plantas modificadas genéticamente se les pueden aplicar altas concentraciones de hierro que beneficiaria a millones de mujeres embarazadas en Asia y África, por ejemplo. Además, como ilustra la infografia publicada por Eroski Consumer, la modificación genética de las plantas logra retrasar la maduración de las frutas y verduras, con lo cual las podemos conservar durante más tiempo.
Existen numerosas opiniones referentes al uso de transgenicos para la alimentación. Desde su incorporación en los cultivos a nivel mundial que se ha abierto una brecha entre los que las apoyan, y los que las rechazamos. Sostienen los del sí que un aumento en la producción de alimentos podría acabar con el hambre en el mundo, y este aumento nos lo ofrecen los OMG por sus características genéticas. Eso podría ser cierto si el problema del hambre en el mundo fuera por la escasez de alimentos, cuando sabemos que responde a la mala distribución de los mismos.
Los OGM atentan contra un pilar fundamental de la Soberanía Alimentaria que es el acceso campesino a los recursos, pues una mayor privatización de las semillas y el oligopolio más agudo de los OGMs, hacen empeorar aún más la situación de desnutrición y hambre en el mundo.
Las semillas modificadas genéticamente no se reproducen, así que se tienen que comprar en cada siembra, cosa que genera una terrible dependencia de las empresas transnacionales que las comercializan, afectando así directamente a la creación de barreras contra la soberanía alimentaria de los pueblos. Si los pueblos pierden el acceso a sus propias semillas, pierden su autonomía y se ven sujetos y obligados a comprar sus semillas a la multinacional de turno, con la importante pérdida de biodiversidad que supone la desaparición paulatina que desde hace años están teniendo las variedades de semillas en todo el mundo. La contaminación genética es irreversible, pues la creación de variedades con mayores aptitudes pone en riesgo la extinción de las variedades autóctonas de cada pueblo.
Con el cultivo de OGM se alteran las técnicas agrícolas milenarias, las cuales conviven con armonía con el medio ambiente. Además, des del punto de vista del consumidor/a los OGM pueden producir alergias en personas susceptibles, además de la presencia de toxinas en la sangre, según sostienen numerosos estudios publicados recientemente, uno de ellos por Amigos de la Tierra.
Eroski es una de las principales empresas de distribución del Estado español, formada por más de 50.600 personas y con 2.440 puntos de venta. Comenzaron vendiendo alimentos y poco después textil, calzado y electrodomésticos. Ahora, apuestan por los alimentos transgenicos.