El próximo lunes 11 de Abril, la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos COAG hará público un informe en el que se detallan las reflexiones entorno al destructivo modelo de alimentación actual y el desequilibrio en la cadena agrolimentaria relacionado con la actual crisis alimentaria a nivel global. En forma de desayundo informativo, y en el escenario de la sede de la COAG en Madrid, se analizarán las repercusiones de la crisis alimentaria global. En dicho espacio intervendrá, además de la COAG, Veterinarios sin Fronteras, Mundubat, Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa (CEACCU), Consumidores y Usuarios y la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU)
Nos encontramos, actualmente, en un momento de vital importancia dado que en los próximos meses continuarán los debates sobre la Política Agraria Europea a partir de 2013 enmarcados y condicionados por el debate del presupuesto de la Unión Europea, la nueva ronda de Doha (OMC) y las negociaciones de libre comercio con Centro-América, comunidad andina, área euro-mediterránea (Marruecos, Túnez, Egipto) y Mercosur entre otras. La actual PAC está supeditándose a los acuerdos de la OMC y los tratados de libre comercio que colocan a la agricultura y la alimentación en la especulación de los mercados internacionales.
La apuesta por los productos locales y mercados de proximidad debe ser mucho más firme.El sector agrario viene realizando desde hace muchos años un esfuerzo innovador sin precedentes teniendo incluso que competir cada vez más con producciones que vienen de países de fuera de la Unión Europea, donde las controles son mucho menos exigentes que los europeos.
Los consumidores pagan cada vez más por productos que compran mientras los agricultores cobran a precios de hace 20 años.
Sin embargo, la supuesta “guerra de precios” abierta en los últimos años para adaptarse a la crisis económica por parte de las empresas de la distribución agroalimentaria, hace que las bajadas de precios al consumo sean trasladadas automáticamente a sus proveedores, generando una presión cada vez más fuerte sobre éstos y provocando su traslado a eslabones anteriores de la cadena o su salida del mercado a corto o medio plazo. La evolución que han seguido los precios en origen de los productos agroalimentarios en los últimos años está cada vez más distanciada de la de los precios que pagan los consumidores por los alimentos, es decir, los consumidores pagan cada vez más por productos que compran mientras los agricultores cobran a precios de hace 20 años.
Abismal diferencia entre precios de origen y destino. El Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD), elaborado mensualmente por COAG y las organizaciones de consumidores UCE y CEACCU desde 2008, pone de relieve que los diferenciales de precios en la cadena agroalimentaria se mantienen de media por encima del 450%, fundamentalmente por la tendencia a la baja de los precios en el campo y por la posición de abuso de la gran distribución, que sigue sin trasladar al precio final de los alimentos las variaciones en origen. En el último año, el incremento de los márgenes comerciales ha sido del 24%.
Las prácticas comerciales abusivas desarrolladas por las empresas de la gran distribución agroalimentaria y otros agentes de la cadena agroalimentaria se han agudizado al hilo de la crisis económica y de la apuesta firme de las empresas de la distribución agroalimentaria por los productos de marca blanca o marca del distribuidor. Además, los grandes grupos de distribución tienen sus propias centrales de compras y negocian con las empresas proveedoras directamente. De esta forma, quedan eliminados el resto de intermediarios de la cadena, reducida solamente al productor, la empresa distribuidora y el consumidor.
Agricultores, ganaderos, cooperativas agroalimentarias e incluso industrias de transformación tienen cada día más difícil su permanencia en un mercado no remunerador de productos agroalimentarios dominado por las empresas de la gran distribución agroalimentaria, capaces de condicionar el funcionamiento de toda la cadena agroalimentaria. Pero lo más preocupante, son los efectos que a medio y largo plazo tendrá este proceso sobre los consumidores y la sociedad en general.
Estamos ante una nueva crisis alimentaria de alcance mundial que vuelve a demostrar el fracaso del fanatismo político por el libre mercado aplicado hasta ahora a la agricultura y la alimentación. El mercado no hace función de regulación, sino que se comporta de forma especulativa generando un encarecimiento abusivo de la alimentación en nuestro país, al tiempo que ocasiona graves problemas alimentarios en muchas partes del mundo, con más de mil millones de personas afectadas por el hambre. Esta crisis provoca situaciones muy preocupantes para el conjunto de la sociedad como la falta de abastecimiento de azúcar sufrida por la Unión Europea a finales de 2010 y principios de 2011 donde se llegaron incluso a dar situaciones de racionamiento como en Portugal.