Por el agua pública, local y sostenible!

22/03/2012 | VSF Justicia Alimentaria Global

Hoy se celebra el Dia Mundial del Agua. ¿Cuantos litros de agua crees que son necesarios para producir un kilo de carne de ternera? Si hacemos esta pregunta a cualquier persona, lo más habitual es que la respuesta no represente ni el 1% de lo que realmente se requiere para producirlo. Y ahí va otra. De toda el agua que existe en el plantea, qué cantidad es agua dulce? Y cuanta agua nos bebemos para el consumo humano?

Lo cierto es que para producir un kilo de ternera necesitamos 15.000 litros de agua.

El agua dulce representa un 2.5% de toda el agua.

Y sólo el 8% del total del agua consumida en el mundo es para consumo humano.

Entonces, ¿qué hacemos con el agua? Nos la comemos, pero no siempre. La agricultura representa alrededor del 70% del agua dulce utilizada en todo el mundo, pero el 30% de los alimentos que se producen cada año en el mundo (cerca de 1,3 millones de toneladas) no son comidos, y el agua utilizada para su preparación se pierde. Si hacemos el cálculo nos salen millones y millones de litros de agua echados a perder, por tanto, los problemas de escasez de recursos hídricos están unidos en gran parte al derroche de alimentos, y el derroche unido modelo de agricultura industrial, agresivo con el medioambiente. 

Sobre estos temas se habló en el Foro Alternativo Mundial del Agua(Marsella, Francia) que tuvo lugar entre el 12 y 17 de marzo pasado.

Varias organizaciones campesinas miembros de La Vía Campesina y llegadas de muchos rincones del mundo se reunieron en Marsella con motivo del Día Mundial del Agua. Expresaron el desamparo de las víctimas afectadas por el escasez de agua.

Actualmente, cerca de 894 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, no tienen acceso a la cantidad mínima necesaria para la subsistencia -entre 20 y 50 litros al día-.

de la construcción de represas, de los gases de esquistos, de las minas, del acaparamiento, de la mercantilización, de la escasez  del agua, de las contaminaciones generalizadas, y de las represiones y de los asesinatos llevados a la práctica contra los militantes defensores del agua.   

Las crisis del agua, de la biodiversidad, las crisis sociales, energéticas y financieras se hallan todas unidas y son las consecuencias del neoliberalismo y del modelo de agricultura industrial promovido por las instituciones financieras internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio), los tratados de libre comercio, el Consejo Mundial del Agua, las multinacionales y la mayoría de los  gobiernos.

De ahí que sea tan importante la defensa de las prácticas agroecológicas y la agricultura campesina que llevan a práctica la soberanía alimentaria y contribuyen con la preservación y la utilización sostenible del agua. 

El agua es un bien común en beneficio de todos los seres vivos y debe someterse a una gestión pública, democrática, local y sostenible. Los conocimientos locales y tradicionales de gestión del agua, que protegen y consideran el ecosistema en su globalidad, existen desde siempre. Las políticas públicas  y las leyes sobre el agua deben reconocer y respetar esos conocimientos.