“Ahora que ya han visto las noticias, les contaremos la verdad”, dijo a modo de introducción el moderador Pablo Martínez, miembro de Plataforma 2015, parafraseando a un famoso presentador de televisión, el pasado 4 de febrero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde se realizó la mesa redonda La tierra tuvo que temblar para que miremos a Haití. Veterinarios sin Fronteras, presente en Haití a través de su trabajo, participó con la ponenciaUna visión crítica hacia la cooperación y la ayuda humanitaria.
Haití está entre los 28 países más pobres del mundo, con una esperanza de vida menor de 50 años. La mortalidad infantil es superior a los 130 sobre 1.000 (frente a los 15 sobre 1.000 de Cuba). El 80% de los niños y niñas de Haití sufren de malnutrición y la tasa de alfabetización rebasa también el 80%.
Ante este panorama, Rolphe Papillon, periodista haitiano y ex alcalde de Corail, opinó que “el terremoto del 12 de enero supone un tiro de gracia, pero a pesar de todo hay esperanza de que las cosas cambien en Haití”.
Según Papillon, el intento de estado moderno ha sido destruido por las distintas dictaduras, pero “el drama de Haití también aumenta debido a la ayuda ineficiente, corrupta e incompetente de una comunidad internacional que impone sus condiciones políticas y económicas”. La comunidad internacional debe saber que “incluso en las situaciones desesperadas la soberanía nacional no es negociable”.
Las críticas a la militarización de la ayuda fueron otro de los hilos argumentales del periodista “los haitianos y haitianas deberían poder decidir si necesitan12.000 soldados norteamericanos o 12.000 médicos, porque no estamos en guerra con nadie. La ayuda debe ayudarnos a prescindir de la ayuda”.
Ayuda humanitaria. Carles Soler, portavoz de Veterinarios sin Fronteras, puntualizó que “las ONG y los organismos expertos en ayuda humanitaria y emergencias son quienes están decidiendo ahora mismo cómo y dónde se distribuye la comida y cuáles son las acciones más urgentes. Se está excluyendo a organizaciones locales que conocen los barrios, a los vecinos y vecinas y la situación real”. A esta exclusión se unen los medios de comunicación, que también están invisibilizando a las organizaciones haitianas.
Una muestra de ello es que todos los discursos sobre la ayuda se están realizando en inglés, “lo cual es una manera de apartar al pueblo haitiano de la toma de decisiones. Las organizaciones y la sociedad civil haitiana es mucho más fuerte y está más constituida de lo que los medios de comunicación y los organismo internacionales transmiten. Y tras los primeros días del terremoto, no hubo más víctimas porque las organizaciones haitianas existen y están articuladas”.
Antes del terremoto ya existían redes muy fuertes, por ejemplo, entre el campesinado, y son estas redes las que ahora se han organizado para crear comités de apoyo y frentes de comunicación. Desde profesionales de la cocina hasta médicos integran el grueso de estos comités cuyo objetivo es transmitir el siguiente mensaje: “Los haitianos y haitianas estamos aquí, sabemos gestionarnos y somos solidarios”.
La gestión de la ayuda y de la cooperación se está haciendo sin tener en cuenta toda la teoría sobre las buenas prácticas en estas materias: “No se ha hecho ningún análisis de impacto sobre la ayuda, y la participación de la comunidad es escasa, por no decir nula. Se presta muy poca atención a aspectos como el género, la edad o los grupos sociales”.
Las consecuencias de la ayuda internacional se vuelven aún más imprevisibles debido a que “la ayuda alimentaria que se está dando son los excedentes de Europa y Estados Unidos. Muchos sacos son de arroz y maíz transgénico. ¿Alguien le ha preguntado al Gobierno haitiano si quiere que le inunden el país de semillas transgénicas?”.
Una ayuda de doble filo ya que la agricultura es especialmente importante en un país tradicionalmente de campesinos y campesinas. De hecho, la gente de las ciudades está emigrando a las zonas rurales y las organizaciones campesinas están preocupadas porque las familias del campo no tienen alimento, se están comiendo las semillas y “no van a tener qué plantar en la época de la siembra, entre febrero y marzo”.
La respuesta feminista y los medios de comunicación. Amanda Gigler, de la organización Calala Fondo de Mujeres, abordó el tema del género en Haití y la respuesta a la catástrofe desde los distintos movimientos de mujeres. “Se han solidarizado las organizaciones feministas de todo el mundo, y en especial las de Latinoamérica y el Caribe”. Símbolo de esta respuesta es el campamento feminista Myriam Merlet Anne, Marie Coriolan y Magalie Marcelin, nombrado así por las tres feministas haitianas fallecidas en el terremoto.
“Es un espacio de referencia para la solidaridad internacional, para que lleguen directamente los recursos a las mujeres en su papel de promotoras de atención primaria de todo tipo en sus comunidades devastadas” aseguró Gigler. En su intervención criticó la manera en que se está organizando y distribuyendo parte de la ayuda internacional: “Sabemos a través de estudios de desarrollo que si quieres que la ayuda alcance a la mayor número de personas (niños, niñas, ancianos y ancianas) tiene que llegar a manos de las mujeres. Es algo demostrado, pero hasta hace poco la ONU no reformuló su forma de entrega de la ayuda”.
Según esta activista de los derechos de las mujeres, en este panorama las agencias internacionales se posicionan para monopolizar la ayuda y mientras esto ocurre los haitianos y haitianas se mueren. “Tres semanas después del terremoto hay informes de violaciones, abusos sexuales y falta de atención médica a mujeres embarazadas y escaso acceso a la ayuda humanitaria”.
En cuanto a monopolio y búsqueda de protagonismo no se quedan atrás los grandes medios de comunicación de masas “que nos bombardean con imágenes sensacionalistas, cuando hay otra realidad”, sentenció Gigler. Algo que, según Miguel Romero, periodista y editor de Viento Sur, tiene mucho que ver con el fotoperiodismo. Lo que se busca en los medios son “titulares y fotografías, lo cual es una influencia de la publicidad” y que demuestra que “el objetivo de los medios es vender y para ello quieren sorprender y no comprender”.
La trampa de la fotografía lleva, según este periodista, a que la emoción sustituya a los hechos reales. “Así se ha articulado un discurso poscolonial que constituye un sujeto-víctima, sin autonomía, dependiente, cuyo sistema de valores es un obstáculo a la resolución de sus propios problemas, culpable en última instancia de lo que le ocurre”. Luego está el sujeto del norte, “salvador posible y compasivo y que es el protagonista”. Para Romero, “cuando ocurre algo en un país lo que le importa a los medios no es lo que pasa en ese país sino lo que nosotros hacemos en ese país”.
Deuda ilegítima. Tras el terremeto, desde distintos países y algunas Instituciones Financieras Internacionales (IFI´s) se habla de cancelación de la deuda. Según Berta Iglesias, de la campaña ¿Quién debe a quién? (QDQ) , la deuda de Haití, que asciende a 1880 millones de dólares es “ilegítima”. Según la activista, ésta “tiene su origen en el siglo XIX... Francia la impuso para indemnizar a los colonos franceses que se quedaban sin su territorio tras la independencia de 1825”. Un cantidad a la que el pueblo haitiano no pudo hacer frente, por eso 3 años después tuvo que endeudarse de nuevo con un banco de Londres y así comenzó la espiral de la deuda haitiana”.
Con la dictadura de los Duvalier, la deuda aumentó casi en un 18%. “Curiosamente, lo mismo que la fortuna de esta familia. De hecho, hay un proceso abierto en Suiza donde aparentemente están estos fondos, para que se devuelvan al pueblo haitiano”.
España condonará deuda. Según informó el diario el Periódico, la deuda que Haití mantiene con el Estado español, y que asciende a 28 millones de euros, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, anunció el 10 de febrero que “España está ultimando los trámites para condonar la deuda que tiene contraída Haití ,valorada en 28 millones de euros. Por su parte, la ministra de Defensa, Carme Chacón, cifró en 18,8 millones el coste de las dos misiones militares enviadas al país caribeño.
Ambos ministros comparecieron ese día en el Congreso para dar cuenta de las iniciativas de ayuda al pueblo haitiano tras el terremoto que asoló la capital del país el pasado 12 de enero. En el transcurso de su comparecencia, Moratinos dijo que «lógicamente, políticamente, éticamente y solidariamente, España va a condonar su deuda con Haití» aunque, puntualizó, la decisión política ya se tomó el pasado mes de junio. Chacón anunció por su parte que los 450 militares que forman la Agrupación Española enviada a Haití permanecerán en la zona hasta tres meses.