¿Cómo se alimenta Menorca?

25/02/2019 - 16:52

¿Cómo se alimenta Menorca? Esta es la pregunta que han respondido los estudios sobre los flujos alimentarios de la isla y la demanda pública de alimentos coordinados por Justicia Alimentaria y realizados por el Consejo Insular de Menorca. Estos estudios forman parte de las acciones de la Estrategia Alimentaria 2018-2021.

En Menorca se producen 27.920 toneladas de alimentos cada año, de las cuales un 58% se consumen en la propia isla. El 42% que se exporta corresponde básicamente a productos lácteos. Menorca es una isla muy ganadera y prueba de ello es que la mayor parte del territorio ocupado para la producción se dedica a forrajes y pastos dejando sólo un 5% a la producción de huerta y fruta. Esta especialización hace que, de todo el volumen de alimentos que se produce en la isla, un 66% corresponde a leche y queso y un 6% a carne.

En cuanto al consumo, la isla consume unas 77.000 toneladas de alimentos al año, de las cuales un 19% se satisface con la producción local y el resto con productos importados. Si se observan los datos por grupos de alimentos, se puede observar cómo se consume una gran cantidad de fruta, de la que sólo un 6,5% es producción local o en el caso de la huerta, que de las 10.200 toneladas que se consumen, sólo 1.000 se producen en la isla.

De la fruta que se come en la isla, los plátanos, las naranjas y los kiwis son las más consumidas. Es muy curioso que dos de estas tres frutas sean productos tropicales que no se producen en Menorca. Esto demuestra que la dieta insular también se ha alejado mucho del producto de proximidad, ya que tenemos por costumbre consumir de todo durante todo el año, aunque venda de lugares muy alejados. Todo el producto alimenticio importado que se consume en la isla genera unas 6.316 toneladas de emisiones de CO2, frente a las 416t que emite el consumo del producto local.

Un dato que también se desprende de los estudios, y que debería hacer reflexionar, es el volumen de desperdicio alimentario que se produce en la isla, donde un 15% de todo lo que se consume termina en la basura. Si buscamos la equivalencia económica, se derrocha un total de 13 millones de euros al año de alimentos. Si nos fijamos en las diferentes fases del sistema alimentario, del total de lo que se tira, un 41% se da en los hogares, un 32% en la producción, un 21% en hoteles, restaurantes y bares y un 5% en la distribución. Es necesario trabajar en medidas concretas para cada fase para reducir este derroche alimentario y, a su vez, buscar oportunidades para su aprovechamiento.

En este sentido, y así como ha explicado el director insular de Medio Rural y Marino, Miquel Truyol, «los resultados de estos estudios nos permitirán afinar mucho más las políticas públicas para una alimentación que contribuya a la sostenibilidad. Por este motivo, estos estudios habían identificado como una de las prioridades a realizar antes de establecer otras medidas de la Estrategia Alimentaria de Menorca. De hecho, se había constatado un desconocimiento sobre una visión unitaria de todo lo que se producía en la isla y lo que se consumía de cada tipo de producto».

La demanda pública de alimentos supone un 1 % de todo el consumo de la isla, un porcentaje que puede parecer bajo, pero que, dado su vertiente pública y ejemplificativa, adquiere una gran importancia. La dieta de los comedores colectivos públicos también debe incluir el producto de proximidad, de temporada y con criterios de sostenibilidad, la administración debe actuar de motor para propiciar un cambio más global.

Poner el enfoque en la alimentación, como un eje más de sostenibilidad de la Reserva de Biosfera, es lo que ha hecho estos últimos años en la isla de Menorca. Empujado por la sociedad civil organizada, que ya en 2015 con la Declaración de Mongofra instaba a la administración a avanzar hacia la promoción del producto de proximidad y hacer más accesible una alimentación saludable, el Consejo Insular de Menorca se adhirió al Pacto de Milán, por unanimidad, en enero de 2017. Justicia Alimentaria estamos acompañando este proceso, desde la elaboración de la Estrategia Alimentaria y la coordinación de la ejecución de las diferentes acciones previstas.

Trabajar para una alimentación más saludable, sostenible y justa es trabajo de todas. En el sistema alimentario cada actor tiene su parte de responsabilidad, y en lugar de lamentarnos por la situación actual que dibujan estos estudios, tenemos que ver lo que nos ofrecen, una gran oportunidad para avanzar.

 

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