El pasado 14 de enero de 2016, unas 70 personas de 45 colectivos (instituciones, asociaciones y empresas) participaron en la jornada Menjant València sobre alimentación y agricultura periurbana, organizada por la asociación VSF Justicia Alimentaria Global, en colaboración con el Ayuntamiento de Valencia. Un espacio innovador de participación ciudadana en el que, por primera vez en Valencia, pudieron sentarse en torno a una misma mesa perfiles muy diversos pero con un objetivo en común: mejorar la alimentación en la comarca de l’Horta. ¿Y qué hacen juntas en torno a una mesa? O sería mejor preguntar, ¿cómo es que no se habían sentado antes? Desde VSF, asociación que trabajamos por la justicia alimentaria desde hace 25 años, pensamos que empiezan nuevos tiempos, tiempos en que las asociaciones de consumidores reclaman una mejor alimentación y la ciudad se gira hacia la huerta para hacerla posible. Tiempos en los que los diversos actores de la cadena alimentaria, públicos y privados, desde el campo a la mesa, se ponen de acuerdo para combatir la crisis agrícola y alimentaria, para que en definitiva todas las personas tengamos derecho a comer bien y a vivir dignamente, en el campo y en la ciudad. Estos fueron los deseos que expresaron las personas participantes en la jornada.
No nos detuvimos a discutir lo que nos separaba, sino más bien las necesidades comunes que nos mueven y las posibles estrategias que podemos seguir para mejorar nuestro sistema alimentario de forma participativa, inspirándonos en ciudades más avanzadas y adaptándonos a las especificidades de nuestro contexto privilegiado en materia de agricultura, pero con muchos barrios privados del derecho a la alimentación.
A lo largo de la mañana los políticos mostraron sus intenciones (mesa 0), los expertos su panorámica (mesa 1) y los actores locales sus luchas diarias (mesa 2). El Ayuntamiento de Valencia presentó el Plan de acción integral en la promoción de la actividad del espacio agrícola. El Alcalde de Valencia, Joan Ribólamentó que el territorio de la huerta de Valencia se ha ido abandonando y se ha especulado con él, por lo que para revertir esta tendencia es necesario revisar las políticas urbanísticas de la ciudad para detener la destrucción de la huerta.
En la sesión de trabajo de la tarde participaron 32 colectivos en tres mesas: producción y transformación, Distribución y Consumo y Gobernanza. Todas las mesas tenían como objetivo compartir prácticas y necesidades para confluir en propuestas.
En el grupo de producción todos los participantes veían la necesidad de crear una marca de calidad que diferenciara los productos de la huerta. La discusión se centró en los criterios que debían diferenciarla, así como sobre el necesario proceso de acompañamiento a los agricultores, principalmente en materia comercial y medioambiental. En materia medioambiental se habló de la necesidad de revisar las políticas de agua y residuos: control de la contaminación, zonas tampón para los espacios naturales y acciones de cierre del ciclo de la materia. Respecto a la generación del valor añadido, el tema central fueron los proyectos de “obradors compartits” que están preparando tanto el Ayuntamiento de Valencia como la IMELSA (Diputación de Valencia). Las personas productoras y transformadoras reclamaron una revisión de las normativas y simplificación de la burocracia para facilitar el trabajo de la pequeña y mediana producción. Como crítica hacia dentro, asumieron que necesitan hacer más esfuerzos por trabajar en colectivo.
El grupo de distribución y consumo incidió en la necesidad de mejorar la comunicación entre administraciones y operadores alimentarios a través de interlocutores válidos y una apertura e iniciativa de la administración. Por ejemplo un servicio de revisión nutricional. También se requiere de una mejor comunicación entre inspectores de sanidad para unificar criterios (guías), así como de la administración hacia la sociedad para advertir de los riesgos de la mala alimentación. Los colectivos presentes acordaron que los criterios nutricionales que utiliza sanidad están desfasados, y que es necesaria una revisión de la Guía de menús de comedores escolares de la Conselleria acorde con las tendencias más modernas de pirámide alimentaria, así como una ampliación de los criterios que conforman la “buena alimentación”, añadiendo a los criterios nutricionales los sociales y ambientales. Por último, el grupo consideró que sería muy beneficioso para el sistema alimentario de la comarca que la administración apoyara la creación de una red de comedores sostenibles como ya existen en otras autonomías, como por ejemplo los Ecocomedores escolares de Canarias.
Finalmente el grupo de gobernanza discutió sobre la posible creación de un Consejo Alimentario, un organismo integrador de actores con una visión holística de la cadena alimentaria. ¿Cómo se integrarían las instituciones actuales?, ¿cómo se articularía legalmente y cómo sería la participación ciudadana?, ¿cuál sería su ámbito geográfico?, ¿comarcal?, ¿municipal?. Con el Consejo como horizonte, el grupo acordó que era necesario elaborar un diagnóstico de nuestro sistema alimentario que incluya un plan de inversión público y articule la participación para diseñar una hoja de ruta del proceso político. Todas las personas participantes acordaron que la alimentación es un derecho y que necesitamos devolver la dignidad a quienes se encargan de la producción.
VSF Justicia Alimentaria Global País Valencià