La agricultura urbana en La Habana, un proceso transformador

13/03/2018 - 11:10
Justicia Alimentaria presenta el documental Alimentando La Habana. Experiencias de agricultura urbana y suburbana

Hace más de 25 años que Justicia Alimentaria promueve la soberanía alimentaria en Cuba. Ha llegado el momento de presentar resultados y dar voz a sus protagonistas. Lo hacemos a través del documental Alimentando La Habana. Experiencias de agricultura urbana y suburbana con el objetivo de dar a conocer una alternativa viable para el autoabastecimiento de las ciudades basado en una alimentación saludable y orgánica.

La ciudad de La Habana es conocida por muchas cosas, pero no por su sistema alimentario de base agroecológica o por ser considerada, según la FAO, una de las «ciudades más verdes de América Latina»[1]. En realidad, es un ejemplo paradigmático de la agricultura urbana. El 50 % de los productos frescos que se producen anualmente en el país provienen de este sistema productivo y su producción alcanzó en 2013 alrededor de 6.700 toneladas de alimentos para casi 300.000 personas en escuelas, hospitales y otros centros públicos.

A través de las diferentes iniciativas que se presentan en el documental, se muestra que la agricultura urbana en Cuba no es solo una forma productiva basada en la agroecología, sino que forma parte de una estrategia más amplia pensada para autoabastecer las ciudades, proporcionar alimentos saludables a los sectores más vulnerables (escuelas, hospitales, personas de la tercera edad, etc.), reducir la huella ecológica y potenciar el circuito corto de comercialización. Además, contiene la expansión urbana, estimula la economía local y reduce la dependencia externa. En definitiva, se trata de promover un modelo de producción que sea respetuoso con los ciclos naturales del campo y con la salud de las personas y sea justo con el campesinado.

De la necesidad a la oportunidad

En las ciudades de América Latina se está llevando a cabo una revolución casi espontánea con el desarrollo de la agricultura urbana y periurbana. Desde 2009, la población urbana de América Latina ha aumentado en unos 50 millones de personas, alcanzando los 500 millones. La expansión de la agricultura urbana ha ido de la mano de este crecimiento demográfico y también de los desafíos del cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales.

Tras la Revolución de 1959, Cuba empezó un proceso de desarrollo agrícola basado en el uso intensivo de agroquímicos y maquinaria y enfocado a la exportación. Con la caída de la URSS, y por lo tanto de su principal socio comercial, además del bloqueo comercial y económico de los Estados Unidos, empezó el conocido periodo especial, en el que la agricultura tradicional se paralizaba por la falta de combustibles e insumos, dejando las ciudades desabastecidas y con importantes racionamientos de alimentos.

El desabastecimiento de alimentos de La Habana provocó un movimiento espontáneo en el que la población empezó a sembrar en cualquier espacio disponible en la ciudad o en sus alrededores. Este movimiento, con el impulso y apoyo por parte del Gobierno, comienza a mejorar el rendimiento de estas pequeñas y medianas producciones, empiezan a aprovechar espacios mayores y se inician procesos de formación, tecnificación y organización de los puntos de comercialización que suelen estar a menos de 5 km de los puntos de producción. En definitiva, el modelo de la agricultura urbana y suburbana surgió en Cuba como una necesidad, pero ahora es una opción política y una oportunidad social y ambiental.

Justicia Alimentaria en Cuba

Justicia Alimentaria trabaja en Cuba desde 1993 apoyando la reestructuración del sector de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y el movimiento de la agricultura urbana y suburbana en varios municipios de La Habana. La organización contribuye a la sostenibilidad del sistema alimentario en manos campesinas fortaleciendo sus capacidades y habilidades en diversos ámbitos; un hecho que les permite contar con nuevas herramientas para perfeccionar su gestión, articulación, hacer uso de fuentes de energía renovables e incrementar la productividad sobre bases agroecológicas. Además, todos los proyectos tienen un enfoque de género para romper las relaciones históricas y jerárquicas de poder, subordinación y dominio en detrimento de las mujeres.

Para realizar su labor en el país, Justicia Alimentaria trabaja de la mano de organizaciones locales, entre las que destacan la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) y la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF).

Ver el documental:

https://www.youtube.com/watch?v=UCXN2fiH6fI

 


[1] http://www.fao.org/ag/agp/greenercities/es/cmvalc/la_habana.html

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