Las Madan Sara y la agricultura familiar en Haití

19/06/2020 - 11:58

En Haití, Madan Sara es una especie de ave ilustre que balbucea mucho. Por analogía, se atribuye también este nombre a un grupo de personas, principalmente mujeres, que luchan día y noche para soportar la agricultura familiar. Estas redes en la cadena de producción agrícola garantizan el pago de la escolaridad de los niños y las niñas, la salud y sustento de los hogares y constituyen  al mismo tiempo la base de decisión en las familias. Estas actividades son posibles por el esfuerzo de estas mujeres comerciantes: sin ellas decenas de toneladas productos agrícolas se destinarían al compostaje en las montañas en vez de atenuar la situación de inseguridad alimentaria en los pueblos.

En Kenscoff, un municipio con alta reputación en la producción de hortaliza en el país, la comercialización de los productos es un esfuerzo extraordinario por parte de las Madan Sara.  La mayor parte del comercio se realiza de noche entre las nueve y las 3 de la madrugada en un punto de intercambio de los productos agrícolas situado en la localidad Robin, donde se conectan todas las secciones comunales del municipio. En general los agricultores/as dejan sus casas a partir de las nueve para realizar la operación de venta entre las once de la noche hasta las tres de la madrugada. Después de la operación de venta se dirigen hacia los mercados metropolitanos de Petion Ville y Puerto Príncipe, que empiezan cuando el día despunta.  Este mercado funciona 2 veces en la semana los martes y los viernes y constituye también una estrategia para conservar bien la hortaliza fresca.

En este proceso de comercialización, Justicia Alimentaria, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID), acompaña al Movimiento Campesino de Kenscoff para el Desarrollo (MPKD) para poner en marcha un centro de conservación, producción y reproducción de las semillas nativas. A partir de esta iniciativa se armonizan los vínculos entre el campesinado y la parte que comercializa, permitiendo reducir las pérdidas post cosecha en más de un 25 % según los propios actores. En la misma perspectiva las comerciantes Madan Sara se estructuran en una red y crean un grupo de economía solidaria para apoyar a las personas más vulnerables. Desde Justicia Alimentaria también se apoyará en este sentido a Madam Sara para hacer más grande este grupo de economía solidaria y permitirles  adelantar el pago de los productos al campesinado para que puedan planificar mejor la cosecha. Las personas que trabajan la tierra han expresado en ocasiones su frustración al no poder vender sus productos después de caminar 2 o 3 horas, debido a que las personas comerciantes no disponen de dinero suficiente para comprarlo. Es por esto que consideran que esta iniciativa asegura la venta de los productos a un precio razonable. 

Las comerciantes de Madan Sara reciben esta colaboración, como una oportunidad para recapitalizarse después de la afectación de sus actividades comerciales con la aparición de los primeros casos del Covid 19 en Haití.  Esta iniciativa les ofrece más posibilidad para negociar con los agricultores y al mismo tiempo genera mayor confianza en sus relaciones. La planificación de la cosecha entre agricultores y comerciantes es provechosa para ambos actores en cuanto a los ingresos.

Las mujeres son los pilares en la agricultura familiar y de manera general sus trabajos no se valorizan en la sociedad haitiana. Sin la presencia de las infatigables Madan Sara que asumen todos los riesgos para asegurar ingresos a las familias campesinas durante el año, la agricultura familiar hubiera desaparecido. Hoy la agricultura familiar es el principal proveedor de empleo en el país, por tanto, es un patrimonio valiosísimo para las personas y para la protección de la biodiversidad. 

 

 

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