Las organizaciones integrantes de la plataforma consideran que la compra pública alimentaria supone una oportunidad para frenar la obesidad infantil y otras enfermedades derivadas, impulsar el medio rural y la economía social, luchar contra el cambio climático y preservar el medio ambiente, así como potenciar la dimensión educativa de los comedores escolares como espacio de aprendizaje y adquisición de hábitos alimentarios. “Alimentar es un acto político, favorecer la compra local de alimentos además de repercutir positivamente en economía local y en el desarrollo rural de la región, reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero”. Ha afirmado Tamara Montero, coordinadora de Justicia Alimentaria- Madrid y miembro de la plataforma.
Miles de niñas y niños, comen cada día en los comedores escolares y espacios alimentarios públicos gestionados desde la Comunidad de Madrid. La compra de alimentos por parte de las administraciones supone un importante porcentaje de gasto público y tiene un importante impacto en la sociedad, tanto por su volumen como por su valor ejemplarizante. Según Abel Esteban, de la cooperativa ambiental Garúa, “incluir alimentos de proximidad, de temporada y ecológicos, así como menús menos cárnicos en las escuelas, son medidas que ya se están llevando a cabo en otros lugares del Estado para promover la salud del alumnado y luchar contra el cambio climático”. Sin embargo, existe una despreocupación y un abandono hacia la gestión y supervisión de la alimentación en los centros escolares de la Comunidad. Cada vez se construyen más centros sin cocina cuya comida llega en bandejas de catering, más menús con escasas opciones nutritivas y saludables, además de máquinas vending (especialmente en institutos de secundaria y universidades), cuya única oferta se basa en sándwiches, comida procesada y bebidas azucaradas. La escasez de medidas adecuadas que regulen y supervisen la alimentación de los centros escolares ha movilizado al colectivo de familias y AMPAS que defienden el derecho a que sus hijas e hijos se alimenten de una forma adecuada a lo largo de su etapa educativa.
“La gestión de los comedores escolares en la comunidad (para centros no universitarios) se basa actualmente en un sistema de homologación de empresas de restauración que pueden elegirse libremente desde los centros escolares y este sistema, corre el riesgo de desaparecer a favor de un modelo de licitación de grandes lotes que solo beneficiaría a las grandes empresas de catering, en detrimento de la calidad del servicio, tal y como ya ha ocurrido en varias comunidades autónomas”, ha comentado Isabel Fernández de la Plataforma Ecocomedores Madrid. Por otro lado, Raquel Sánchez, madre de un AMPA que se ha sumado al pícnic con su hija ha subrayado que “el comedor escolar es un momento educativo en el que nuestros hijos e hijas además de comer, conviven y aprenden hábitos alimentarios junto al resto de sus compañeras/os”.
Consulta el manifiesto de la Alianza por una Compra Pública Alimentaria Sana y Sostenible en la C. de Madrid