Al grito de “ni una menos, vivas nos queremos” que lanzaron las feministas argentinas se llevó acabo la primera huelga global de mujeres de trabajo productivo y
reproductivo el 8 de marzo de 2017. El 8M de 2018 se dio un paso más allá y el grito se hizo más fuerte. Millones de mujeres en todo el mundo protagonizaron la huelga feminista. En todas las ciudades, barrios y pueblos se ocuparon las calles para hacer visibles sus trabajos, sus demandas y sus cuerpos.
Un año más, Justicia Alimentaria se adhiere a esta huelga para reivindicar una sociedad igualitaria, libre de opresiones, de explotación y violencias machistas. Justicia Alimentaria ha centrado desde hace años su trabajo en la lucha contra las diferentes formas de dominación y explotación y, por tanto, contra las diferentes manifestaciones de discriminación por razones de género.Formamos parte de las luchas contra las violencias machistas, por el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y la vida, por la justicia social, la vivienda, la salud, la educación y la soberanía alimentaria. Parte de nuestro trabajo está centrado en las luchas que protagonizan mujeres que defienden sus tierras y los recursos de sus pueblos, y llegan a arriesgar su vida, amenazadas por el extractivismo, las empresas transnacionales, y los tratados de libre comercio.
El cambio del sistema agroalimentario no puede entenderse sin igualdad social y política entre hombres y mujeres. Tampoco puede entenderse sin abordar el problema de las desigualdades de poder que tienen origen en el sexismo, el racismo, el patriarcado y el poder de clase. El movimiento feminista internacional es diverso, pero lo une el hecho de plantar cara al orden patriarcal, racista, colonizador, capitalista y depredador del medio ambiente. Y propone otra forma de ver, entender y estar en el mundo.Por todo ello, desde Justicia Alimentaria animamos a todas las personas a apoyar esta huelga y exigir la plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total aceptación de la diversidad. Una huelga en la que los hombres no se excluyen, son aliados, y apoyan para que sea posible que paren las mujeres.
La fuerza colectiva de muchas mujeres ha permitido conseguir algunos cambios, pero estamos lejos del objetivo final. La vida de las mujeres sigue marcada por la desigualdad, por la violencia machista, por la precariedad, por el racismo y la no corresponsabilidad ni de los hombres ni del Estado en los trabajos de cuidados.
Es por este motivo que esta huelga está convocada en todos los espacios de la vida y va más allá de lo que tradicionalmente se ha entendido como huelga general o huelga laboral. Porque la participación de las mujeres es básica en todas las esferas de la vida, la huelga tiene que alcanzar, además del ámbito laboral, otros trabajos y espacios: el de los cuidados, el consumo y la vida estudiantil y la asociativa.
El 8M pararemos el trabajo de cuidados y doméstico, el trabajo remunerado, el consumo, los estudios y el activismo. Vamos a demostrar que sin las mujeres ni se produce ni se reproduce y vamos a visibilizar al unísono que al movimiento feminista no hay quién lo pare.