Publicado en: Blog " No me pidan calma" de La voz de galicia
Al Ministerio de Agricultura y Medio ambiente se le llena la boca a la hora de mostrar su apuesta por una alimentación local y de temporada. La última de sus iniciativas ha sido el lanzamiento de la campaña “Fruta y verdura de aquí y de ahora”, con la que pretenden llegar a 14 millones de personas, con una previsión de lograr más de 70 millones de impactos, con lo que dicen que cada persona estará expuesta a una media de 5 impactos, con un coste de 1.280.000 euros
Con su nueva campaña el ministerio, se suma a la estrategia de lavado de imagen de la agroindustria que están adaptándose a las tendencias existentes en los consumidores/as cada vez más interesados en una alimentación sana, cercana y más natural, lo cual contrasta con su inoperancia a la hora de poner en marcha políticas que favorezcan la producción artesanal, de proximidad de las pequeñas y medianas explotaciones.
Ya desde hacer tiempo la industria ha comenzado a apropiarse del uso de conceptos como fresco, saludable, hecho en casa, local, de temporada, auténtico, real, artesano o directo del campo lanzando campañas millonarias para vender sus productos haciendo creer al consumidor que sus productos tienen propiedades que los productos industriales lógicamente no tienen, incorporan estos argumentos a su comunicación pero sin variar un ápice su modelo de producción ni sus ingredientes.
De esta manera arrebatan el significado de los reclamos a las pequeñas explotaciones, artesanales y realmente auténticas, que sí están trabajando basadas en estos atributos. Estamos hablando, por tanto, de publicidad engañosa y, desgraciadamente, es más común de lo que pensamos en el sector alimentario. Delante de esta realidad apenas hay regulación y control público, e incluso cuando existe la norma en muchas ocasiones no está siendo cumplida.
Por eso la campaña Mentira podrida de VSF Justicia Alimentaria Global denuncia estos abusos publicitarios y llama la atención sobre la necesidad de contar con una normativa estricta sobre publicidad alimentaria, y poner de manifiesto la urgencia de establecer controles reales y efectivos para asegurar que la publicidad de alimentos y bebidas sea transparente, clara y real.
El ministerio sigue una estrategia parecida, creando una narrativa acorde con la expectativa de la sociedad actual pero manteniendo políticas que sólo benefician a las grandes marcas de la alimentación sin atacar las cuestiones de fondo para resolver la grave crisis de la agricultura familiar que estamos viviendo:
Una crisis que viene dada por el grave desequilibrio existente en la cadena alimentaria en la que la mayor parte de los beneficios quedan en manos de las grandes multinacionales de la distribución. Vivimos situaciones absurdas como que la diferencia entre el precio que recibe el agricultor y el que pagamos los consumidores sea de un 1.140% o que los agricultores se le pague a 5 céntimos el kilo de patatas mientras que los consumidores las pagamos a 0’64 euros el Kilo. O que en lugares como Catalunya, por ejemplo, se estén cerrando 4 explotaciones diarias durante los últimos 8 años.
Entonces, ¿está realmente el Gobierno está apostando por un cambio del modelo de agricultura y alimentación? La realidad es que no, se trata de una mera ficción: el porcentaje de explotaciones agrícolas que realizan venta directa en España no llega al 3%, cuando en otros países de nuestro entorno como Francia, Italia, Portugal etc. están en porcentajes cercanos al 20%.
Como vemos sería urgente que el Ministerio de Agricultura aparte de realizar preciosas campañas de publicidad, abordara de manera clara los problemas estructurales de la agricultura de pequeña escala y la promoción de la distribución a través de circuitos cortos, y que regulara de una vez por todo este agujero negro que se llama publicidad alimentaria.