"Los abusos del lobby del azúcar y sus perjuicios a la salud de la población ya no pasarán inadvertidos”. Así ha quedado reflejado este jueves en La Alhóndiga de Bilbao, donde representantes de diversos ámbitos han dado a conocer una alianza para exigir la regulación de su comercialización y publicidad. “Luchamos contra el azúcar invisible, ese mismo que está presente en nuestra dieta sin que ni siquiera lo sepamos”, han subrayado sus integrantes.
Esta campaña lleva como título “25 Gramos”, en alusión a la cantidad máxima de azúcar diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su última directiva, una cantidad que contrasta con los 112 gramos diarios que se consumen actualmente en el Estado español. Entre sus participantes estamos VSF Justicia Alimentaria Global, Organización de Consumidores y Usuarios Vasca (EKA-OCUV), Asociación de Madres y Padres de Euskal Herria (EHIGE), Medicus Mundi Bizkaia y EHNE Bizkaia. Estos colectivos han estado presentes hoy en Bilbao para dejar un mensaje muy claro: “hace falta un etiquetado claro en los productos y una publicidad regulada, así como la aplicación de políticas impositivas sobre el azúcar”.
En ese contexto, hemos dado a conocer el informe “Planeta Azúcar: las armas con las que la industria alimentaria domina nuestras vidas”. Allí hemos subrayado que “la mala alimentación configura un problema sanitario de primer orden” y advierten que “existe una evidencia clara e incuestionable que asocia el consumo excesivo de azucares con diversos problemas de salud”. No en vano, el Estado español ocupa el primer puesto en la Unión Europea y el segundo mundial en materia de obesidad infantil, justo detrás de Estados Unidos. Dicho de otra manera, uno de cada tres niños tiene sobrepeso.
Las cosas no mejoran entre la población adulta. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el sobrepeso afecta al 55% de la población del Estado español -63% en hombres y 45% en mujeres), mientras que la obesidad golpea al 17% (19% y 16%, respectivamente). “Se calcula que de aquí a 2020 está cifra seguirá aumentando (…) La mala alimentación es la primera causa de enfermedad y pérdida de calidad de vida”, denuncia la Alianza 25 Gramos.
Durante la jornada celebrada este jueves, el responsable de EKA-OCUV, Koldo Navascués, incidió en este asunto. “Queremos alertar sobre aquellas rutinas –también en nuestra alimentación- que, sin saberlo, incrementan nuestros niveles de azúcar”, ha indicado Navascués, quien ha proporcionado datos sobre un reciente estudio realizado por EKA sobre el etiquetado de productos alimenticios dirigidos a niñas y niños. “Hemos confirmado que se toma muchísima más azúcar de la que se necesita”, ha indicado.
Bombardeo de anuncios
Nada de esto es casual. Según el informe “Planeta Azúcar”, el 61% de la publicidad que aparece en los canales de televisión corresponde a alimentos poco saludables. El 20% de estos anuncios se emiten en las horas en que los más pequeños están sentados delante de la televisión. De esta manera, el bombardeo de anuncios de caramelos, bollería industrial, bebidas de todo tipo, chocolate y comida rápida aumenta de forma significativa entre las 19.00 y las 22.00 entre semana y de 7.00 a 10.00 los fines de semana.
En las jornadas de La Alhóndiga, el coordinador de VSF Justicia Alimentaria Global, Javier Guzmán, dedicó buena parte de su ponencia a este asunto. “Ni en el Estado español ni en Euskadi existe ningún tipo de organismo que regule aquella publicidad que está dirigida a niñas y niños. Es hora de que se protejan los derechos de la infancia por encima de los beneficios de unas cuantas multinacionales”, reclamó Guzmán.
Por su parte, la coordinadora de la Asociación de Madres y Padres de Euskal Herria (EHIGE), Lurdes Imaz, dirigió su mirada a los centros educativos. “Necesitamos una nueva normativa que garantice unos comedores escolares más sanos, cercanos y justos. Debemos formar al alumnado y a las familias en pautas alimentarias sanas y responsables, y los comedores son unas herramientas educativas adecuadas para ello”, puntualizó.
Imaz también se refirió a la “gran influencia que ejercen los medios de comunicación en la educación de las niñas y niños”. Por tales motivos, la representante de EHIGE reclamó que los poderes públicos “protejan a las niñas y niños de la publicidad alimentaria nociva”.
El mensaje de alarma también llegó desde el sector sanitario. “La adicción, la publicidad y la falta de etiquetados claros son algunos de los ejemplos que nos encontramos en las consultas para abordar estos problemas”, afirmaron los médicos de familia Ana María Arregi y Luis Rodríguez, quienes también participaron en las jornadas de La Alhóndiga.
Un negocio millonario
De acuerdo al informe presentado este jueves por la Alianza 25 Gramos, la industria azucarera está considerada como uno de los lobbies más potentes a nivel agroalimentario. A nivel mundial, el mercado del azúcar mueve 47 mil millones de dólares al año. En Estado español, los intereses de la industria azucarera son defendidos por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), una de las más influyentes del Estado.
En el entramado español también aparece el Instituto de Estudios del Azúcar y la Remolacha (IEDAR), considerado como el brazo académico de la industria productora de azúcar. “Su objetivo principal es promover y difundir las investigaciones científicas que obtengan unos resultados acordes con los intereses de la industria”, denunció Javier Guzmán.
“El azúcar es un claro ejemplo de cómo los agronegocios golpean a quienes vivimos y trabajamos en el campo: las grandes empresas buscan una agricultura sin agricultores”, comentó Alazne Intxauspe, baserritarra e integrante del sindicato EHNE. “Nuestra alternativa –subrayó- es la soberanía alimentaria”. En ese sentido, Intxauspe remarcó que la agroindustria “afecta a campesinas y campesinos de todo el mundo, tal como hoy queda reflejado con la presencia de la integrante del MST de Brasil, Cristiane Cavalcanti”.
En su ponencia, la representante del MST denunció la relación entre la producción de azúcar y la soberanía alimentaria, al tiempo que defendió la necesidad de una reforma agraria para hacer frente a la situación actual. “No debemos olvidar las condiciones que sufren las trabajadoras y trabajadores de las cañas de azúcar en Brasil”, afirmó. De hecho, los informes del propio Ministerio de Trabajo de ese país revelan que las plantaciones de azúcar emplean a buena parte de los 25.000 brasileños que, según los cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), realizan sus labores en condiciones análogas a la esclavitud.