El nuevo Decreto de purines en Catalunya: insuficiente para solucionar el problema ambiental y social

22/11/2017 - 16:47

Diferentes entidades ecologistas del país se han congregado frente al Departamento de Agricultura Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Catalunya para denunciar la vulneración que está sufriendo el territorio y las personas debido a la ganadería industrial. Un modelo intensivo, que busca la producción de carne barata obviando los costes ambientales, sociales y de salud que conlleva. El acto ha sido convocado por el Grup de Defensa del Ter, Lluçanès Viu, Depana, Ecologistes de La Segarra, Ipcena, Naturalistes de Girona, Salvem l'Empordà de Purins, Salvem els Plans de Conill, Vall del Ges y VSF Justicia Alimentaria Global.

Las alegaciones se presentaron de manera formal el pasado jueves 16 de noviembre en el Departamento de Agricultura, Alimentación, Ganadería y Medio Ambiente de Vic y, dado que éstas son enviadas a los mismos departamentos que las escribieron, la escenificación de ‘comérselas con patatas’ hoy frente a la Conselleria ha simbolizado los años de lucha sin respuesta y el convencimiento de las entidades que sus ruegos no serán escuchados. Hace años que las entidades denuncian que este modelo nos está costando el territorio e hipotecando el futuro. El nuevo Decreto, sigue la misma línea que el anterior, apostando por la producción de carne barata y de baja calidad y, en muchos casos, sus productos se destinan a la exportación a otros países europeos con una legislación mucho más estricta que nuestra, mientras los purines contaminan nuestras tierras, nuestras aguas y nuestro cielo. Mientras el Departamento apueste por el sector industrial porcino sin tener en cuenta la naturaleza y la salud de las personas se posiciona claramente al lado de las macro-granjas y da la espalda al territorio.

Gestionar, en un país tan pequeño como es Cataluña, las deyecciones de los más de 17 millones de cerdos que se engordan y se sacrifican anualmente es completamente insostenible tanto a nivel técnico y ecológico, como a nivel econòmico. Los excesos de la ganadería industrial catalana han llegado a tal punto que el Síndic de Greuges se ha unido al creciente clamor de la necesidad de un cambio de modelo. Un cambio de modelo que, necesariamente, tiene que pasar por una reducción drástica de la cabaña porcina y por la promoción decidida de una agricultura y ganadería ecológicamente sostenibles.

En resumen las alegaciones presentadas son las siguientes:

- Lo primero que hay que cambiar es la nomenclatura, las zonas declaradas vulnerables, son vulneradas. Lo que es vulnerable es la parte de Catalunya que aún no está contaminada con purines.

- Para asegurar la viabilidad real de las explotaciones ganaderas, se debe diferenciar entre los granjeros y los industriales. Queremos una producción porcina de calidad, que realmente aporte algo positivo en el territorio y no a los bolsillos de unos cuantos. Queremos una comarca de Osona agraria, no industrial.

- El 41% de las masas de agua de Catalunya están contaminadas con purines, la única solución al problema pasa primero por una moratoria para ordenar y racionalizar el sector porcino. Con una reducción del número de cabezas de ganado para adecuarlo a la superficie agraria útil. En Osona tenemos el doble de cerdos que puede asumir la tierra.

- Quien contamina paga: Los industriales porcinos tienen la obligación de pagar la descontaminación de los acuíferos. También es de ley que asuman el enorme coste de las portadas de agua que se han tenido que hacer a las poblaciones debido a la contaminación de las masas de agua propia, cuantificado en 96 millones de euros en los últimos 16 años acuerdo con el ACA.

- Si el decreto tiene el objetivo final de aportar a la tierra la fertilización necesaria y no en exceso, es imprescindible que haya la obligación de un análisis de los suelos inicial exhaustivo y una cuantificación del nitrógeno real de las deyecciones en cada explotación, sumado a un control cuidadoso de la cantidad de nitrógeno que se tira a cada parcela, pagado por los propietarios e industriales de los cerdos.

- El purín es un mal abono: Cuando se tira el purín en los campos sin cultivar, más del 60% del nitrógeno va a parar directamente a las masas de agua, el nitrógeno que contiene el purín se encuentra en un formato poco asimilable por la tierra. Por tanto, el purín sólo puede ser tirado en los campos en el caso de que haya algún cultivo plantado que lo pueda aprovechar de forma inmediata. Pedimos, por tanto, que se elimine la consideración básica de este decreto.

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