Escuela de familias sana y sostenible es un programa socio-educativo promovido por Justicia Alimentaria que tiene como objetivo principal formar y sensibilizar a las madres y padres y a otros miembros de la comunidad educativa para que apuesten por un entorno alimentario más sano, justo y sostenible.
A través de un plan de formación y acompañamiento, se trabajan diversas temáticas y contenidos que permitirán mejorar la calidad alimentaria en las escuelas y en los hogares, formando a personas más críticas y respetuosas con el entorno social, cultural y natural desde una perspectiva local y global.
La primera reflexión que se plantea dentro de la escuela formativa es si realmente comen bien nuestros hijos e hijas y quién nos alimenta. Se muestra una panorámica de la crisis del sistema alimentario actual, y de los grandes problemas que genera: convivencia del hambre con el sobrepeso y la obesidad, desigualdad y pobreza alimentaria, abundancia de alimentos kilométricos en nuestras mesas, contaminación medioambiental y cambio climático, así como despoblación del mundo rural y asfixia de las comunidades campesinas. En contraposición, se promociona un modelo alternativo basado en la soberanía alimentaria, que lucha por la reducción del hambre y la pobreza, mejora la salud pública, está basado en alimentos de temporada, proximidad y de producción agroecológica y que apuesta por un mundo rural vivo. Estos dos modelos están claramente enfrentados y es importante que pongamos la alimentación en el centro y que se apeste por la soberanía alimentaria.
A continuación, se dan herramientas para avanzar hacia una alimentación familiar más sana y sostenible, con el enfoque de la nutrición como herramienta de salud. Alternativas prácticas que se pueden realizar en los hogares para comer de forma más saludable, apostando por recetas de temporada, por la sustitución de la proteína animal por proteína vegetal, por el aumento de frutas y verduras locales y dando alternativas para reducir el consumo de alimentos industriales.
Por último, se trabaja en la construcción participativa de nuevos modelos de alimentación escolar. Para ello, se hace un análisis del funcionamiento de los comedores escolares para que las familias puedan conocer y participar de forma más activa en el servicio y en el tipo de alimentos que allí se consumen. También, se estudia el menú escolar desde un punto de vista crítico y se observa que en muchas ocasiones hay una abundancia de productos procesados, que se desconoce el origen de los alimentos, que la etiqueta de producto ecológico se está utilizando de forma poco transparente en dichos menús, que hay un exceso de carne y que suele ser de baja calidad, que se utilizan pocos productos frescos y de temporada…Hay que destacar que la percepción de las familias cambia radicalmente después de este análisis crítico de la alimentación escolar y es a partir de aquí, cuando se elaboran propuestas de mejora de los menús por parte de las personas participantes.
Unido a esto, en algunos centros se están promoviendo espacios de trabajo comunitario dentro de las escuelas como son las comisiones de alimentación o comisiones de comedor. La idea es que a partir de estos grupos de trabajo, las familias se impliquen al máximo en la construcción de estos nuevos modelos de alimentación escolar, identificando los lugares donde se pueden incluir mejoras alimentarías en la escuela, y no centrándose únicamente en el comedor escolar, si no también abarcando otros espacios como pueden ser fiestas de cumpleaños, fiestas escolares, viajes y excursiones, cafeterías y/o máquinas de vending, etc,.
En definitiva, se pretende promover la creación de comunidades escolares más saludables y comprometidas con su entorno rural, comedores escolares con alimentos frescos, de temporada, locales, ecológicos...estos son algunos de los objetivos principales que se persiguen con este programa educativo que ya cuenta con más de 48 escuelas de formación en diferentes centros del País Valenciano.
*Artículo publicado en la revista AE