El último invento de la Fundación Bill Gates ha sido la inversión de 15 millones de dólares en el desarrollo de una banana transgénica con alto contenido en vitamina A, vitamina E y hierro, con el objetivo de luchar contra la desnutrición en países africanos como Uganda, Kenia, Tanzania, Ruanda, RD. Congo etc., sobre todo dirigido a población infantil. Estiman que pueden evitar la muerte de más de 700.000 niños y que otros 300.000 queden ciegos.
Esta investigación la está desarrollando la Universidad Tecnológica de Queensland a través del trabajo dirigido por el Profesor Dr. James Dale, y ya se encuentra en fase de pruebas con humanos.
Explicado de esta forma, cualquiera podría pensar que es una buena iniciativa filantrópica contra el hambre. No obstante, recuerdo la conversación de un amigo que estuvo de viaje de luna de miel recorriendo Etiopía. Cuando me contaba el viaje a su vuelta le pregunté qué tal había comido, ya que había estado en uno de los países con los índices más bajo de nutrición en el mundo. Su respuesta fue clara: la tarjeta Visa funcionaba perfectamente.
No se trata por tanto de un problema de déficit de vitaminas y nutrientes que necesita urgentemente la intervención de un ángel filantrópico para aumentar la producción de superalimentos. Se trata de acceso a la comida. Se trata de pobreza y distribución de la riqueza. Pero más allá de discusiones teóricas, ¿qué opinan los campesinos/as africanos?
Pues miren, los ugandeses, por ejemplo, piensan que sus plátanos autóctonos son perfectos y que llevan siglos cultivándolos y alimentándose de ellos. “Este GM banano es un insulto a nuestra comida, a nuestra cultura, a nosotros como nación, y lo condenamos firmemente “, dijo Bridget Mugambe, miembro de la Alianza por la Soberanía Alimentaria en África (AFSA). Esta semana, su plataforma se unió a más de 120 organizaciones de todo el mundo con el objetivo de enviar una carta abiertacondenando a la Superbanana y la investigación financiada por Gates.
Entonces, si los africanos no lo han pedido, ¿cuál es el interés de desarrollar este cultivo transgénico?
Una respuesta sin duda la tendremos en las conclusiones del informe de la organización “Community Alliance for Global Justice”, que afirma que la Fundación Bill and Belinda Gates es ya propietaria de 500.000 acciones de la principal multinacional de semillas transgénicas, la tristemente célebre Monsanto.
Otros estudios, además, indican que el objetivo del cultivo de estas bananas no sería África sino realmente contar con una patente dirigida al mercado de los países del norte, donde la banana sigue siendo una de las frutas tropicales más apreciadas y en alza.
Sea cual sea el consumidor final, lo que sí que sabemos es que se trata de la hoja de ruta que las grandes multinacionales de la biotecnología han establecido para para continuar expandiendo sus cultivos. Tras su fracaso en Europa, ahora el nuevo el Dorado se llama África, y la excusa se llama Hambre.
Javier Guzmán es Director de VSF Justicia Alimentaria Global