Acaba de hacerse público el Informe Planeta Vivo que nos desgrana la huella ecológica planetaria, por sectores y países. Ya saben, aquello de "cuántos planetas necesitamos si seguimos con el ritmo de 'desarrollo' actual". La cosa va mal, cada vez necesitamos más planetas para mantener el ritmo, ahora nos servimos de casi dos mundos. El Estado español sigue aumentando su huella y ya estamos en el puesto 19º a nivel mundial. Pero hay un sector en el que estamos en el cuarto puesto. Casi medalla. Se trata de la superficie que utilizamos para obtener los alimentos que consumimos. Nuestra agroindustria sigue devorando recursos y personas. Se ha apostado por un sistema de producción agroalimentaria intensivo, con una demanda desbordada de recursos y con un efecto social, si cabe, aún más lamentable: la desaparición del campesinado familiar, de pequeña escala, diversificado y de prácticas agroecológicas. Nos comemos, literalmente, al planeta y al campesinado.