El sector lácteo del Estado español atraviesa una de las peores crisis que se recuerdan, la bajada progresiva de precios está provocando que cientos de pequeñas y medianas explotaciones ganaderas tengan que cerrar ya que no pueden, ni siquiera, cubrir los costes de producción. En 1994 existían 140.000 explotaciones lácteas, hoy sólo quedan 23.000 en todo el país.
Se ha impuesto un modelo de concentración de grandes agroindustrias y cadenas de distribución. En él, son los conglomerados empresariales quienes fijan los precios y llevan a los pequeños y medianos ganaderos a la bancarrota. La única medida adoptada por el Ministerio competente (Agricultura) ante la crisis: reunirse con las grandes agroindustrias y cadenas de distribución para pedirles “por favor” que aflojen la soga del ahorcado, que sean sensibles a la situación del sector lácteo y que lleguen a lo que llaman un “Acuerdo Voluntario de Buenas Prácticas Comerciales entre productores, industriales y distribución”. Ustedes pueden juzgar si esta reacción es suficiente y proporcionada.
La desaparición progresiva de estos ganaderos nos afecta a todos. No sólo tiene que ver con la leche que ponemos en nuestra mesa, también afecta al empobrecimiento económico de nuestros pueblos, y al futuro de la ganadería y a la conservación del entorno y del medio rural