Guatemala

Guatemala sigue siendo uno de los países  con uno de los niveles de desigualdad más altos del mundo. Con una población de casi 13 millones, compuesta por 23 grupos étnicos conviviendo en 108.000 Km2, la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo; principalmente para las mujeres, niñas/os e indígenas del área rural.

El campo guatemalteco
La extrema vulnerabilidad por las condiciones medioambientales y la falta de acceso a la tierra para la producción campesina caracterizan el tejido rural en Guatemala. Estos factores, sumados a la expansión del agronegocio (monocultivos de caña de azúcar y palma africana) que trae como consecuencia la conflictividad y criminalización campesina, y el impulso de las exportaciones, generan una creciente dependencia alimentaria del exterior a la población guatemalteca.

La vuelta a la tecnología campesina ancestral
La búsqueda de la Soberanía Alimentaria en Guatemala, fuertemente impactada por el bombardeo de las corrientes neoliberales, pasa por recuperar las tecnologías campesinas ancestrales para construir procesos locales sostenibles. Desde Justicia Alimentaria en Guatemala estamos impulsando acciones encaminadas a fortalecer los modelos de producción agropecuarios que sean respetuosos con el medioambiente. ¿Cómo lo hacemos? A través de la recuperación de suelos para producciones sin agroquímicos, la promoción y consumo de semillas autóctonas, y la producción agropecuaria sostenible, que permite a las economías campesinas producir los alimentos que consumen.

Contacto: Beatriz Barrientos
centroamerica@justiciaalimentaria.org
beatriz.barrientos@justiciaalimentaria.org

La lucha por la tierra en el Valle del Polochic
En materia de agronegocio existen ejemplos históricos en Guatemala de producción de monocultivos para la exportación (café, algodón, banano, caña de azúcar y palma africana). Este tipo de producción requiere de grandes extensiones de terreno, que son acaparadas en detrimento de las poblaciones campesinas, que son desalojadas de sus tierras. Las poblaciones campesinas e indígenas de las áreas de expansión de cultivos de caña y palma en el noreste del país son las más afectadas y el impacto es muy grande en cuanto a problemas nutricionales.  Desde Justicia Alimentaria apoyamos a las comunidades a defender su derecho a la tierra, al territorio, y al derecho a la alimentación, y exigir al estado una respuesta acorde a las necesidades de las comunidades, y poner freno a la represión de la que son objeto a manos de grupos armados organizados y dirigidos por las mismas empresas.

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