Sequía a cielo abierto

10/09/2014 | VSF Justicia Alimentaria Global

Guatemala, Honduras, Nicaragua  y El Salvador están padeciendo una canícula que se ha prolongado ya demasiado y ha provocado la pérdida de la mayor parte de los granos básicos (maíz y frijol) que garantizan la alimentación de la población de estos países. Se estima que están en riesgo de padecer hambre unos 2.5 millones de centroamericanos en los próximos meses.

El lunes 25 de agosto tres hechos marcaron en Guatemala lo que puede caracterizar la situación nacional pero también la de buena parte de la región Centroamérica.

Uno de estos hechos es que el Presidente guatemalteco estableció en 16/22 departamentos del país el “estado de calamidad pública” y afirmó que se necesitarán aproximadamente 50 Millones de Euros para garantizar la distribución de alimentos durante 6 meses a la población afectada (unas 236 mil familias). Con ello se abre la posibilidad para la Cooperación Internacional y los organismos multilaterales de activar los mecanismos de ayuda diseñados para la ayuda humanitaria que la situación demanda.

Otro hecho es que seguían circulando en medios de comunicación y redes sociales las denuncias y las alarmas por los actos de represión en contra de varias comunidades de la Franja Transversal del Norte del país que se oponen a la construcción de una hidroeléctrica en su territorio. El saldo de la acción policial fue el de varias personas intoxicadas por gases, otras heridas, escondidas, detenidas y 3 muertas.

Y el tercero de ellos es que frente al Congreso Nacional se concentró la manifestación convocada por el Consejo de Pueblos Mayas para exigir la derogación de la Ley 19-2004 de Protección de Obtenciones Vegetales, mejor conocida como “Ley Monsanto”. Esa ley, aprobada en el Año Internacional de la Agricultura Familiar es considerada el tiro de gracia para la agricultura campesina  y la Soberanía Alimentaria del país. El decreto de la ley incluía una ampliación del presupuesto 2014 (mediante préstamos internacionales) de unos 50 Millones de Euros para el Ministerio de Comunicaciones. La mencionada ley forma parte de un paquete de leyes que pretenden ser aprobadas para dar cumplimiento a los compromisos adquiridos por el Estado cada vez que firma un tratado comercial con alguna potencia o grupo de potencias.

Teniendo en cuenta que el 2015 será un año electoral y que ya hay signos de propaganda oficial y de otros partidos, la desconfianza es grande. Cualquier acción es considerada clientelar, mucho más cuando están de por medio unos fondos por demás necesarios para paliar la crisis alimentaria pero también para garantizar la continuidad del oficialismo.

El Movimiento Campesino tiene propuestas para legislar el Desarrollo Rural en Guatemala, la Reforma Agraria en Honduras, la Soberanía Alimentaria en El Salvador pero éstas siguen esperando en algún rincón de los respectivos parlamentos y con ellas las posibilidades de mejora para las condiciones de la producción campesina y de sus estrategias de reserva de alimentos. La Agroecología es la propuesta técnica llamada a mitigar, entre otros, los efectos del cambio climático; en cambio las políticas gubernamentales se centran en la distribución de fertilizantes en el apoyo a la agroindustria, los monocultivos marginando las escasas propuestas de apoyo a la agricultura campesina. Las familias campesinas que practican la agroecología han encontrado en ella una estrategia efectiva para reducir la vulnerabilidad en la que está sumida la mayor parte de la población rural centroamericana. Y es que el riesgo no es de este 2014. El riesgo y la vulnerabilidad han ido en aumento, se ha gestado durante décadas. La lluvias torrenciales y las sequías dejan amargo rastro tras de sí; las plagas como la roya azotan a los caficultores desde 2012 (los orgánicos padecen menos). Si la cosecha de 2014 se ha perdido, la situación puede repetirse en 2015 debido al deterioro ambiental. La población rural como la urbana sentirá sus efectos en la disponibilidad de granos básicos y en su precio.

La falta de incentivos para el campesinado trae como consecuencias para la región, la dependencia alimentaria y el peligro de la invasión de semillas transgénicas a través de la puerta legislativa pero también a través de las ayudas que privilegian estas alternativas durante las emergencias.  

 

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