Hoy, en el Día Mundial de la Alimentación, millones de personas en el mundo no tendrán qué comer, y otros tantos millones estarán comiendo demasiado. Está claro que algo no acaba de funcionar bien en el sistema alimentario que gobierna el mundo cuando más de 800 millones de personas están desnutridas, y otros 1400 millones de adultos de más de 20 años sufren sobrepeso.
La alimentación se ha convertido en un negocio, los beneficios se anteponen al derecho a la alimentación de las personas. Las grandes empresas de la industria alimentaria, con el consentimiento e inacción de los estados, han convertido la alimentación en business, los alimentos en mercancías. Sus actividades están destrozando el campo y haciendo desaparecer al campesinado, impidiendo que cumpla su función de garantizar el acceso a alimentos a toda la población.
"Hoy, 800 millones de personas están desnutridas, y otros 1400 millones de adultos de más de 20 años sufren sobrepeso".
Las Naciones Unidas proclamó el año 2014 “Año Internacional de la Agricultura Familiar”, era una clara señal de que la comunidad internacional reconocía la importante contribución de los agricultores familiares a la seguridad alimentaria mundial. Lástima que las palabras sólo se queden en lo que son, palabras.
El modelo actual de producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos es la principal causa del hambre y la pobreza en el mundo. Paradójicamente, el 80% de los más de 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo son productoras de alimentos, algo falla. El cambio necesario en la dirección de este sistema alimentario disfuncional en el que vivimos solamente será posible con una completa reorientación de las políticas y prácticas agrícolas y alimentarias.
"Es hora de dar un giro al sistema, y apostar seriamente por otro tipo de agricultura, sostenible, respetuosa con el medioambiente y liderada por el campesinado".
Hoy día, y habiéndose puesto de manifiesto la nefasta contribución del sistema agroalimentario basado en el gobierno de pocas empresas en asegurar una alimentación sana para todas las personas, es hora de dar un giro al sistema, y apostar seriamente por otro tipo de agricultura, sostenible, respetuosa con el medioambiente y liderada por el campesinado. Un sistema basado en la Soberanía Alimentaria.
En VSF Justicia Alimentaria Global trabajamos en todos los rincones del planeta donde tenemos presencia, apoyando las luchas campesinas, fomentando la agricultura de pequeña escala, por el acceso a tierra, agua y bosques, a favor de los circuitos cortos de comercialización y las técnicas agrícolas respetuosas con el entorno. En contra de la imposición de las empresas transnacionales, el acaparamiento de tierras, la especulación alimentaria, y con una clara apuesta por la compra pública de proximidad.
"En VSF Justicia Alimentaria Global trabajamos en la lucha contra las causas del hambre, para que la alimentación sea un derecho y no un negocio".
Trabajamos en la lucha contra las causas del hambre, para que la alimentación sea un derecho y no un negocio. No creemos en soluciones cortoplacistas que apacigüen crisis temporales, creemos en soluciones estructurales, políticas y reales, y sabemos que son posibles.
Hoy, ante todo, debe ser un día de Reivindicación y Lucha por la Soberanía Alimentaria. También de denuncia de un sistema alimentario que ha demostrado ser nefasto, pero igualmente de fiesta, pues celebramos la existencia de todas las organizaciones campesinas, de trabajadores/as del campo, de entidades sociales que estamos luchando para que exista un cambio, y que día tras día construimos un camino distinto, en el que creemos y sabemos que no es solo posible, sino necesario.