¿Quién decide lo que comen nuestras hijas e hijos en los comedores del colegio?, ¿qué comemos en los hospitales?, ¿quién produce esos alimentos?, ¿de dónde vienen?, ¿qué efectos sociales, ambientales o culturales tiene esa comida?, y ¿se puede ofrecer ese servicio con otros criterios?
La alimentación de proximidad tiene una serie de beneficios reconocidos unánimemente y estos son especialmente significativos cuando se aplican sobre los colegios, hospitales o bancos de alimentos, tres de los grandes sectores de la compra pública alimentaria. De ahí viene, en parte, la elección de la compra pública como espacio donde cambiar la alimentación altamente procesada de larga distancia servida por grandes empresas de catering a otra basada en una alimentación de proximidad, producida por el campesinado familiar y con una relación mucho más estrecha entre quien produce los alimentos y quien los consume.
El presente informe analiza en profundidad la problematica planteada, esta es una investigación exahustiva que aporta una gran veriedad argumentos, datos y reflexiones para entender a fondo el modelo alimentario actual por un lado, y los beneficios de un modelo basado en Sistemas Alimentarios Locales (SAL) por otro. El estudio se centra especiamente el la compra de alimentos por parte de las administraciones públicas como generador de los SAL.
Con la colaboración de: