Haití es uno de los países con un índice de desigualdad más marcado. Más del 40% de la población pobre posee el 6% de la riqueza, mientras el 2% más rico posee el 26% de los recursos. Se estima que sólo 30% del territorio es adecuado para el uso agrícola debido a las fuertes pendientes y a la erosión del suelo. La presión demográfica, la ausencia de un régimen sobre el uso de la tierra justo y fiable, y esta situación agravada con el auge de los parques industriales, donde el estado haitiano, ha desprovisto de sus tierras a unas 300 familias campesinas para la instalación de zonas francas (maquilas).
El campo haitiano
Tras el terremoto del 12 de enero del 2010, se puso en Haití el llamado Plan d”investissement du secteur agricole 2010-2016” impulsado por el gobierno y las organizaciones Internacionales. Este plan definía los sectores prioritarios en el desarrollo agropecuario del país. Sin embargo, este programa quedó en papel mojado y ha sido abandonado por el nuevo gobierno que abraza la máxima de “Haití is Open for Business”. Dentro del nuevo ejecutivo no aparece como prioridad el fortalecimiento del sector agrícola, de hecho ni se menciona. La prioridad está en la promoción de las empresas textiles (zonas francas) y el sector servicios (complejo turísticos, hoteles de lujo).
Invasión de Monsanto y Cocacola
Es importante entender que el agronegocio, bajo el paraguas de la revolución verde, siempre ha fracasado en Haití. Sin embargo, después del terremoto, la corporaciones encabezadas por Monsanto y Coca-cola han vuelto a desplegarse en Haití. Estas empresas han visto una gran oportunidad en el concepto de “la ayuda” para la obtención de generosos beneficios, de la mano del gobierno americano y la agencia USAID la ayuda se convierte en negocio y en una trampa mortal para el campesinado haitiano.
El proyecto Winner, que de momento sigue funcionando en Haití, es un claro ejemplo de esta vieja estrategia. Con la ayuda proveniente de Estados Unidos se está implementando un sistema claramente orientado a implementar el modelo de agricultura industrial totalmente dependiente de recursos externos (agro tóxicos, semillas híbridas, maquinarias, y demás), que sólo beneficia a la transnacional Monsanto y que agrava la, ya preocupante, situación de vulnerabilidad del campesinado en Haití.
Red de semillas
El seísmo que azotó la isla en enero del 2010 obligó a un cambio significativo en el trabajo que desarrollamos con las organizaciones campesinas. Como respuesta a la vulnerabilidad de las comunidades y para evitar que se cayera en un modelo de dependencia de las semillas traídas de fuera se puso en marcha una red de semillas con tres centros en distintas zonas del país.
En estos espacios 75 campesinos y campesinas reciben formación técnica, apoyo económico, y acompañamiento especializado para con el objetivo de crear grupo de agricultores/as semilleristas que luego puedan multiplicar y difundir estos conocimientos. La idea fundamental que está detrás de esta acción es la de ir recuperando la capacidad productiva (del recurso estratégico semilla) de las organizaciones campesinas más importantes del país. Para ello,, de forma complementaria, estamos trabajando en la construcción de infraestructura de almacenamiento y apoyo a la producción.
Actualidad / Haití
Más de la mitad de la población tiene menos de 21 años: los menores de 15 años representan el 38,5% de la población total y los mayores de 60 años, el 7,4%.
La agricultura haitiana es un importante pilar de la economía, representa el 26% del PIB y ocupa el 66% de la mano de obra.
Un sintético recorrido por los hitos políticos más destacados que han llevado a Haití a la situación actual
El terremoto de Haití de 2010 ha sido registrado el 12 de enero de 2010, a las 16:53:09 hora local, con epicentro a 15 km de Puerto Príncipe, la capital de Haití.
Los tipos de tenencia de la tierra que se encuentran de forma habitual en el agro haitiano son: propietario, arrendado, aparcero, agricultor/a sin tierra